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El cuadro representa a Santa Ana con la Virgen recien nacida en brazos, simbolizando la natividad de la Virgen. El icono de la Virgen ha discurrido entre avatares de la historia, desde la imagen primitiva del siglo XV o XVI, pasando por la destrucción del mismo durante la Guerra Civil Española, su sustitución por una copia realizada a principios del siglo XX y finalmente el icono actual pintado en 1975.

El icono primitivo

Tal como se ha comentado, el icono primitivo, a falta de un estudio más detallado, se puede fechar en el siglo XV o XVI. Esta conclusión se basa en un examen realizado en el año 2010 a un fragmento del cuadro antiguo de la Virgen, de unas dimensiones aproximadas de 4 x 7 cm. Este fragmento fue entregado a la hermandad por Benjamín Melar Martín , persona vinculada a la misma desde hace muchos años, que lo había encontrado entre las pertenencias de su madre Servilia Martín Patiño y procedía seguramente de su abuela Victoria Patiño, y que fue rescatado de la destrucción total durante la Guerra Civil Española y guardado hasta la actualidad.

En el anverso se puede observar la pintura al temple al huevo en la que parece descubrirse una parte del vestido o capa de Santa Ana. El fragmento presentaba una rigidez bastante acusada, dando una primera impresión de ser una fina lámina de madera, pero al contemplar el reverso se puede observar que se trata de un lienzo, posiblemente de lino de grosor mediano, que ha adquirido dureza por las sucesivas capas de fina escayola que se dan como base para pintar al temple.

No es raro, sobre todo a finales de la Edad Media encontrar pinturas al temple sobre lienzo, sobre todo en los siglos XV y XVI, aunque a partir de entonces se hace muy común el uso del óleo y es muy difícil encontrar alguna obra pictórica sobre lienzo o tabla hecha al temple. La antigüedad que le da al cuadro el temple, se la puede quitar el lienzo, ya que su uso se empieza a generalizar en el siglo XVI.

Por tanto, a falta de realizar futuros análisis químicos y tipológicos del fragmento que lleven a descubrir datos concretos de la antigüedad de la copia, se puede estimar su antigüedad en el siglo XV o XVI.

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Copia realizada por don Manuel López de Ayala a principios del siglo XX

Don Manuel López de Ayala y del Hierro, caballero de la Orden de Santiago (1891), nació en Toledo el 23 de diciembre de 1868, era hijo de Don Luis López de Ayala Cañas XV Conde de Cedillo, caballero de la Orden de Santiago y Maestre de Granada y de Doña Ventura del Hierro.
Tuvo como ama de cría a una paisana de Guadamur, Josefa que sin duda le inculcó el amor a Nuestra Señora de la Natividad; pero la cercanía más profunda a nuestra localidad se la da su matrimonio con Fernanda Morenés García-Alessón en 1892, una de las hijas del restaurador del castillo, el Conde de Asalto, como lo había hecho también siete años antes, su hermano Jerónimo al casarse con María, hija también del Conde de Asalto.

Don Manuel, o el “Señorito Manolo” como se le conocía en Guadamur era un magnifico pintor y retratista afamado que pasó largas temporadas alojado en el castillo de sus suegros, en donde realizó los retratos del conde y la condesa y pintó la mayor parte de los artesonados del castillo, las pinturas al fresco del comedor y muchas otras estancias. Su contacto con las autoridades de la localidad, tuvo que ser frecuente, sobre todo con el párroco de entonces D. Juan Carrillo de Silos, el cual le tuvo que encargar la copia del cuadro de Nuestra Señora de la Natividad, copia que ya estaba realizada en 1920, como es lógico, cuando muere sin descendencia “el Señorito Manolo”.

Destrucción del icono durante la Guerra Civil Española

En el año 1936 con el comienzo de la Guerra Civil Española se destruyó el Cuadro de la Virgen de la Natividad, así como la carroza, en la que se llevaba en procesión el mismo, que fueron pasto de las llamas; sin embargo al apagarse la hoguera y desaparecer el peligro de ser castigados, varios vecinos del pueblo se acercaron al montón de cenizas tratando de recuperar cualquier parte del cuadro que no hubiese ardido. Fue así como Margarita Matamala Aparicio rescató un fragmento con la cara de la Virgen, que, de forma milagrosa, se había salvado de la quema, y lo guardó como su objeto más preciado. Como ella, otros vecinos pudieron salvar diversos pedazos del cuadro original, y los guardaron como auténticas reliquias escondiéndolos en sus casas.

Terminada la Guerra Civil el fragmento de la cara de la Virgen fue entregado a la Hermandad, que lo colocó en un marco de plata ovalado para ser presentado a los hermanos en el ofrecimiento durante las fiestas de septiembre.

Periodo 1939-1975

Finalizada la guerra, para poder restaurar el culto, prohibido durante esta, Doña Teresa Carrillo Alonso regala a la hermandad el lienzo que D. Manuel López de Ayala había copiado años antes y que estaba en posesión de esta señora por herencia de su tío, nuestro antiguo sacerdote D. Juan Carrillo. Este lienzo es el que se veneró desde 1939 hasta su sustitución por el actual.

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Copia realizada por D. Manuel López de Ayala

Icono actual

Durante la Junta Directiva de Don Mario Morales Sánchez (1970-1975) y con la iniciativa del nuevo párroco, Don José Tarjuelo Fernández se decide recopilar todos los trozos del cuadro original de la Virgen, que se habían salvado de la hoguera y que algunos vecinos tenían guardados en sus casas, y junto con el fragmento de la cara de la Virgen incorporarlos a un nuevo lienzo. Este trabajo fue encargado a D. Manuel Sánchez Sánchez. De esta forma se veía cumplido el anhelo de muchos fieles de recuperar la esencia del cuadro original y poder venerar en un icono la verdadera faz de la Virgen.

El nuevo icono fue bendecido por el eminentísimo Cardenal primado de Toledo, D. Marcelo González Martín, el día 4 de septiembre de 1976, coincidiendo con la inauguración de la restauración de la ermita.

Breve reseña de D. Manuel Sánchez Sánchez, autor del nuevo icono de la Virgen

Manuel Sánchez Sánchez, natural de Guadamur, hijo de Manuel Sánchez y Juliana Sánchez, nace en Guadamur el 30 de noviembre de 1930, aunque por la muerte temprana de su padre, antes de cumplir un año, su madre se desplaza con él a Guadalajara a vivir en casa de su hermano Gregorio Sánchez que ejercía de sacerdote en esta ciudad. Estudia bachillerato en el Escorial, y se licencia en Derecho por la Universidad de María Cristina de esta localidad, continuando sus estudios, pero esta vez en Valladolid, donde consigue la licenciatura de Ciencias Políticas. En Madrid completa sus estudios con la licenciatura de Bellas Artes.

Después de algunos trabajos en Madrid, Asturias , Gálvez y otras localidades, llega a descubrir su verdadera vocación, la docencia. Para ello estudia magisterio terminando como número uno de su promoción, lo que le permite, acceder directamente y sin oposición al cuerpo de Maestros de Educación Primaria, ejerciendo primeramente en Talavera y Albarreal de Tajo. Tras unos años como profesor en un grupo escolar de Castillejo, es destinado a la localidad de Layos en donde tras largos años formando a los niños de esa localidad se jubila. Aquí desarrolla su mejor labor en enseñanza, amistad y convivencia. Según él los mejores años de su vida.

Después de su jubilación se traslada a Almería y al poco tiempo, un cáncer le trastorna la vida al que vence de momento, pero que rompe su vida, sus inquietudes y su capacidad física. Finalmente fallece en 2014. Durante la celebración del Cabildo de hermanos de ese mismo año, el 15 de agosto, se colocó una placa reconociendo su trabajo y dedicación a Nuestra Señora de la Natividad.

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