MAYO 2020 – MES DE LA VIRGEN MARÍA. Día 13. NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

Jesús, cuando el 13 de octubre de 1917 se apareció tu Madre por última vez a los tres pastorcitos en Cova de Iría, María les contestó a una pregunta que le habían hecho meses atrás:”Dinos quién eres, Señora”. Su respuesta fue: “Yo soy Nuestra Señora del Rosario”. Esa era su devoción preferida desde que lo rezaban con el Ángel antes de las apariciones marianas. El Rosario es la devoción mariana más recomendada por tu Iglesia y confirmada por tu Madre porque es tu Evangelio hecho oración, siguiendo los pasos de tu vida y la de tu Madre, que es también nuestra, porque Tú desde la Cruz nos la diste. Con el Rosario meditamos la Palabra de Dios, y tu ejemplo y el de María nos estimulan a cumplirla.

Lecturas del Miércoles de la 5ª semana de Pascua

Miércoles, 13 de mayo de 2020

NTRA. SRA. DE FÁTIMA. Santos Pedro Regalado pb, Inés de Poitiers ab

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6): En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo: «Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés». Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto. Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.4-5 R/. Vamos alegres a la casa del Señor ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestro pies tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R/. Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». Palabra del Señor

Oración Final

Oh María,

Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del Pueblo, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

(Oración del Papa Francisco ante la especial situación mundial por la Pandemia)